Se desarmaron dos grandes mentiras que allanaron el camino de Macri y Vidal en 2015

 Se desarmaron dos grandes mentiras que allanaron el camino de Macri y Vidal en 2015

Aníbal no era "la morsa" y la tragedia de Once no sucedió como se relató. Dos operaciones mediáticas y judiciales capitalizadas por el macrismo para llegar al poder



icen que el tiempo cura las heridas, pero también decanta y revela la realidad detrás de las mentiras, que por muy cortas que sean sus patas, producen estragos en momentos clave. Lo interesante, es la poca difusión que tienen en Argentina por parte de los medios hegemónicos,. Claro, fueron cómplices en el armado que allanó el camino para que un hombre como Mauricio Macri llegue a la primera magistratura.

En las últimas horas, las argentinas y argentinos nos enteramos -algunos ya lo sabíamos- , que la tragedia de Once, que dejó 52 muertos y cientos de heridos no sucedió tal como se dijo oportunamente. También supimos que el exjefe de Gabinete Aníbal Fernández no era el triple homicida y narco apodado «La Morsa». Situación que le valió al dirigente peronista la derrota ante una casi desconocida María Eugenia Vidal en las elecciones de 2015 a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires.

Aunque contrafáctico, quizá otra hubiera sido la historia sin estas dos grandes campañas capitalizadas por el macirsmo. Posiblemente la Argentina no hubiera quedado como tierra arrasada y con su economía brutalmente endeudada.

¿Que nos enteramos concretamente?

En la tragedian del 22 de febrero de 2012, cuando una formación del Ferrocarril Sarmiento se estrelló contra la Terminal de Once, los frenos del tren funcionaban. La causa giró justamente en torno al dispositivo de frenado: si fallaron, la culpa era de la política por las pésimas condiciones del sistema ferroviario -así quedó concluido en la causa-. Si los frenos funcionaban, la responsabilidad era del maquinista. Las maniobras en el expediente que instruyó el fallecido Claudio Bonadio fueron tan grotescas -cuenta Página12- que los cinco peritos que dictaminaron que el tren frenaba fueron acusados de falso testimonio. Dos años más tarde terminaron absueltos. En cambio el único perito que dijo que los frenos fallaron, Juan Alfredo Brito, está ahora al borde del procesamiento por falso testimonio agravado.

Esta semana se conoció que el maquinista, Marcos Córdoba confesó que fue él mismo quien desactivó el sistema de hombre muerto, -botón o pedal que es necesario pulsar cada cierto tiempo. En caso contrario se activa una alarma en caso que su controlador se desvaneciera o ausentara-. “Yo tengo responsabilidad, anulé el dispositivo, pero no lo hice a propósito, nunca imaginé que algo así podía ocurrir”, aseguró el conductor del tren en diálogo con la psicóloga María Dolores Carbia y la trabajadora social Silvina Blanco en un encuentro virtual realizado por Zoom. Dijo que es una práctica habitual para «descansar la mano del conductor».

El maquinista es uno de los condenados por la tragedia. La Cámara de Casación le fijó una pena de tres años y tres meses de prisión de cumplimiento efectivo.

En el marco de esta confesión, el abogado de cientos de heridos en el accidente, Gregorio Dalbón, recordó que él denunció desde un principio la injerencia del conductor y que las muertes producidas por el accidente “deben cargárselas a Córdoba” y no a funcionarios. Según dijo mas tarde, hubo una maniobra articulada entre el sindicato La Fraternidad y exmiembros de la Side que estarían detrás de la maniobra, ya que el motorman que estaba al frente de la formación, Leandro Andrada, se bajó en la Estación Castelar y le entregó la cabina de mando a Córdoba para terminar el recorrido. Se hablaba de «darle un planchazo» al tren para enviar un mensaje a la política. Andrada, testigo clave en la causa de la tragedia ferroviaria, fue hallado muerto con cuatro disparos en la espalda en el partido bonaerense de Ituzaingó

En otro orden de cosas, el actual interventor de Yacimientos Carboníferos Río turbio, Aníbal Fernández tuvo una tardía reivindicación luego que el diario Clarín tuvo que reconocer, 5 años tarde, que el funcionario no era «La Morsa».

En un artículo titulado “‘Flor de Acero: un operativo armado con 44 kilos de cocaína, espías y un ex Titanes en el Ring”, el diario le dedicó una línea: “Numerosas fuentes sostienen que Julio César Pose es “La Morsa”, apodo que se le atribuyó a Aníbal Fernández para incriminarlo en el tráfico de efedrina. Cuando finalmente declaró en la causa admitió su relación con el agente Staples, pero trató de que lo vieran como una especie de agente encubierto”.

Esto, sin dudas le costó la elección de 2015, cuando Fernández competía con Vidal por la gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Aníbal fue a las urnas con la mochila que le colgaron desde el macrismo, que lo acusaba de ser el narco que mandó matar a los empresarios farmacéuticos Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, en lo que se conoció ese año como el triple crimen de General Rodríguez. Todo armado con acusaciones mediáticas, y que sospechosamente prvenñian de las acusaciones de un preso y un ex policía sentado en el living de Elisa Carrió, y que Jorge Lanata se encargó de presentar en su programa. Todos los medios hegemónicos se encargaron de replicar la operación para que Fernández pierda la elección.

Martín Lanatta, condenado por el triple crimen de General Rodríguez, lanzó afirmaciones que luego su abogado desmintió, y José Luis Salerno, el hombre que utilizó Carrió para las acusaciones luego se desdijo en la Justicia.

Entoinces, ante la pregunta ¿cómo hizo un hombre como Mauricio Macri para ser presidente y María Eugenia Vidal, gobernadora… la respuesta está en esta sucia operación montada desde la derecha, el establishment y la prensa adicta que buscaba erradicar al kirchnerismo del poder.

Para finalizar, el autor de esta nota no tendría problemas en dejar a Aníbal al cuidado de sus hijos.

Comentarios